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¿Has oído hablar alguna vez de la toxoplasmosis? Esta es una enfermedad causada por un parásito común llamado Toxoplasma gondii, el cual podemos contraer si comemos carne infectada mal cocinada o nos exponemos a heces infectadas de gatos o durante el embarazo por transmisión de madre a hijo.

Normalmente, la mayoría de las personas con esta enfermedad, no suelen presentar ningún síntoma, excepto alguna infección ocular en algunos casos. En cambio, los recién nacidos infectados y aquellos con un sistema inmunitario débil que tienen alguna enfermedad grave, pueden presentar algunas complicaciones en el cerebro, los ganglios linfáticos y los ojos, llegando a provocar incluso ceguera, tanto en adultos como en bebés.

En concreto, la toxoplasmosis ocular se presenta por una retinitis causada por el parásito toxoplasma gondii. Esta lesión provoca una reacción de hipersensibilidad y puede acabar produciendo vasculitis, vitreítis, coroiditis y uveítis anterior.

Causas de la enfermedad

El T.gondii es un organismo parasitario que infecta a gran parte de los animales y las aves. Y se expulsan solamente a través de las heces de los gatos. Por tanto, los principales huéspedes del parásito son los gatos domésticos y salvajes.

Entonces, ¿cómo puede alguien infectarse con el T.gondii? Estas son las principales causas:

Por lo general, si la persona que contrae este parásito, tiene buena salud, esta enfermedad no provocará ninguna alteración. Aunque si el sistema inmunitario está débil (por alguna enfermedad o medicamento), el parásito podría provocar complicaciones en el cerebro, el corazón o el ojo principalmente.

Síntomas de la toxoplasmosis

En personas con el sistema inmunitario débil los síntomas son mucho más agresivos.

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