Hoy vamos a hablar de neuroevolución y del significado del término «cerebro reptiliano».
Para entender la neuroevolución es clave tener en cuenta que el cerebro humano no es algo que se haya construido desde cero, sino que surgió a partir de los cerebros que tenían nuestros antecesores: los primeros mamíferos, y el cerebro de estos ratoncillos tampoco se hizo de cero, sino que heredó algunos rasgos y desechó otros del cerebro de sus antecesores, que ya no eran mamíferos.
Al igual que otras estructuras orgánicas, el cerebro de los distintos animales ha ido cambiando según las necesidades del organismo a lo largo de la evolución: por ejemplo nosotros hemos ampliado el córtex cerebral, pero también conservamos estructuras básicas de funcionamiento cerebral; estructuras que ya estaban presentes en los cerebros de nuestros antecesores.
A todas estas estructuras que están en el cerebro humano y que se han conservado durante milenios en los cerebros de nuestros antecesores animales se les suele llamar “el cerebro reptiliano”. Según este término existe un “cerebro no reptiliano” que sería todo este enorme córtex que tenemos y el resto, que ya estaban de un modo muy similar en nuestros antecesores, sería el “cerebro reptiliano”.
El problema que tiene usar el término “cerebro reptiliano” es que puede resultar un confuso por varios motivos: primero porque no significa que tengamos estructuras de reptil dentro del cráneo, sino que tenemos estructuras que se han conservado en muchas especies a lo largo de la evolución. Y en segundo porque estos animales primigenios donde se generaron estas estructuras, no eran reptiles sino un antecesor de tanto reptiles como pájaros o los mamíferos.
Y todo esto se debe a que a lo largo de la evolución las distintas especies, y sus cerebros, han ido evolucionando poblacionalmente según las necesidades de cada animal.
Sobre Neurocosas:
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