catedra

 

Dicen que muchos de los grandes inventos de la historia se descubrieron por casualidad. Algo así sucedió con la Radio.
A finales del siglo XIX se vivían años de incertidumbre política en el mundo, lo que impulsó a muchos científicos a tratar apresuradamente de encontrar un nuevo sistema de comunicaciones que no necesitase cables para transmitir la información, el principal inconveniente del telégrafo.
Basándose en las experiencias previas de Hertz, diferentes grupos de investigación buscaron fórmulas para alcanzar esta telegrafía sin hilos y lograr así una ventaja militar sobre sus rivales, gracias entre otras cosas a la posibilidad de comunicarse con las tropas a largas distancias y especialmente con los navíos en alta mar.
Aunque tradicionalmente se atribuye el mérito del invento de la Radio a Marconi, la verdad es que sistemas similares estaban siendo desarrollados en diferentes lugares del mundo de forma simultánea, por Hertz, Tesla, Branly, Lodge o Popov.
Gracias al nuevo invento, el mundo se hizo más pequeño, cualquier nación podía difundir mensajes, consignas e instrucciones atravesando fronteras y accidentes geográficos de forma prácticamente instantánea.
Sin embargo, la Radio pronto pasó del mundo militar al civil permitiendo el acercamiento de la información y la música a las masas, que ya nunca más estarían aisladas del resto del mundo.
La considerada como primera transmisión radiofónica del mundo se realizó en la Nochebuena de 1906, desde Brant Rock Station, Massachusetts, en la que se pudo escuchar el villancico “Noche de Paz”.
A partir de ahí los sistemas de radiodifusión se fueron extendiendo progresivamente por el mundo, aunque no fue hasta la década de 1920 cuando comenzaron las primeras transmisiones regulares con programas de entretenimiento.
Con ésta breve historia de la Radio, os dejo y doy paso a Irune y Nieves que os hablarán de la kriptonita y con Javier y Ramón que nos enseñan a hacer gominolas saludables con gelatina.

 

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